miércoles, 24 de marzo de 2010

" Estar Consigo Mismo ".


Sentado, con la mente vagando entre sus pensamientos, y la mirada perdida en el lejano horizonte, estaba aquel hombre, meditando en lo alto del acantilado, junto a la playa.

El viento soplaba con fuerza, y en el mar había bastante oleaje. La piel de su rostro estaba salpicada de pequeñas gotitas de agua salada.

Con esmero, se acomodaba dentro de su grueso abrigo impermeable, para protegerse de las inclemencias del clima.

Y respiraba profundamente, llenando sus pulmones de puro aire marino, mientras suspiraba con enorme bienestar, mostrando una gran satisfacción general.

Muchas cuestiones abordaban su mente, sumida en profunda meditación. Pero tan despierto estaba, que lógicas respuestas clarificadoras brotaban sigilosamente desde su consciencia, dando explicación a sus dudas.

Los cálidos rayos del sol, en sus instantes del ocaso, le obsequiaban con un gratificante abrazo de suave calor, que apartaba toda desagradable sensación de frío.

Con el esbozo de una sonrisa, se ponía en pié, tras unas horas de relajada contemplación, mientras se estiraba y desperezaba, entre los chasquidos de sus adormecidos huesos.

Allí quedó, un trocito de su vida, en el que enriqueció su alma, por unos breves pero intensos momentos de estar consigo mismo, de intimar con lo más recóndito de su ser.

Se alejaba, erguido, orgulloso de la experiencia adquirida, y en su lento caminar, hizo una breve pausa, echando una última mirada a aquel instante irrepetible, para luego, continuar el retorno a su vida cotidiana.

Era éste su secreto, para conseguir lo que más deseaba en su vida: ser buena persona.

Gonzalo Bautista, Marzo de 2010.