domingo, 28 de febrero de 2010

" La Ola ".


Estaba en medio del líquido elemento, flotando plácidamente, y sumido en una desconexión absoluta de la realidad. Tenía la certeza de que éste iba a ser un día tranquilo.

Todo a mi alrededor parecía mantener un inusual equilibrio.

Pero toda esta aparente calma estaba empezando a incomodarme.

Lentamente, una extraña sensación comenzaba a invadir mis sentidos.

Los nervios se apoderaban de mí. Los latidos de mi corazón golpeaban con fuerza contra mi pecho, y mi respiración se volvía dificultosa.

Una enorme fuerza me envolvía por completo, anulando mi libre voluntad de acción, y me arrastraba hacia un lugar indefinido, entre torbellinos que me hacían girar y rodar sin control.

Sentía, que algo tiraba de mí con fuerza, luego me empujaba, y me zarandeaba sin llegar a comprender qué me estaba pasando.

Pronto, mi vista, comenzaba a ver, mis oidos a escuchar, mi tacto a sentir, y mi olfato a percibir esos olores, que pronto me iban a desvelar tanto misterio.

Una enorme pared de agua, se elevaba lentamente, con tanta fuerza, que nada era capaz de frenarla.

Ráfagas de aire se metían por debajo y empujaban hacia arriba, modelando con impresionante maestría una forma que me empezaba a ser muy familiar.

Tenía ante mí, lo que siempre conocí como la formación de una ola, pero esta vez, yo estaba dentro de ella, formando parte de su magia, de esa soberanía que sólo el mar es capaz de dar, ayudada por la fuerza de la gravedad, el poder de atracción de la luna, y cómo no, por la sutileza y la elegancia con que los vientos son capaces de dar forma y modelar con tanta precisión.

Fueron instantes breves, pero verdaderamente intensos, subido a la espumosa cresta, entre miles de millones de diminutas partículas de agua salada, que se asociaban entre sí formando una infranqueable barrera, de inmensas proporciones, y que se disponían a dejarse caer de forma estrepitosa, como parte de un ritual que siempre debían realizar, con el fin de proporcionar al mar esa oxigenación vital para que continuase la regeneración de la vida, en un imparable ciclo vital.

Tras el descomunal estruendo, llegaba la calma, y con ella, recuperaba la placidez con que volvía a desconectarme de la realidad.

Así pasó, aquella ola.
Gonzalo Bautista León, Febrero de 2010.

8 comentarios:

Pluvisca dijo...

Casi magicotu relato Gonza, me ha gustado mucho.

Sabes mantener el interes hasta el final.

Creí que te metias en el laberitno de Alicia...

Un abrazo grande

Reflexiones de Emibel dijo...

Un relato que me ha introducido en esa ola, en ese ir y venir, acompañada de esa espuma y de ese olor tan especial del mar.
La vida es como el mar, las experiencias como las olas...
Me gustó tu relato.
Un fuerte abrazo

Ivan Lukman dijo...

Llegar a la playa
correr por la arena hasta el mar.
y en esa inmesidad azul.verdoso nadar hasta un lugar donde podamos sumergirnos
para experimentar concientemente la sensancion de habitar el vientre materno.

Desde una habitacion en la joven Buenos Aires te dejo un fuerte abrazo

Flautista de Neón dijo...

Pluvisca:
Gracias por tus palabras. Eso de mantener el interés hasta el final, me ha gustado, así como la comparativa con el laberinto de Alicia.
Otro abrazo para tí.

Emibel:
La vida es como el mar. Esa es una frase que suelo usar frecuentemente. Me resulta agradable que hayas incluso captado el olor del mar.
Otro fuerte abrazo.

Forbidden:
Esa sensación me es muy familiar. El mar me rodea por completo.
Un abrazo, desde las islas Canarias.

anjali dijo...

Hay una parrafo de una canción que dice: ola de mar disuelta en el mar, haz que esta gota vuelva a tu mar. Hoy gracias a tu relato, yo he podido ser esa gota en la ola a la que tu diste vida.
Gracias por los momentos que me regalas cada vez que visito tu blog. Asomarme a él es asomarme a una ventana con vistas al infinito.
Un fuerte abrazo.

Flautista de Neón dijo...

Mmmmmm,... Anjali, muy gratificantes tus palabras.
Muchas gracias.

Quiero preguntarte si recibiste el Email que te envié hace unos días. Ya me dices algo, ¿vale?.

Un abrazo cálido.

Paco Mira dijo...

Las olas de un día verano en la mar en calma es el juego de los ñiños, risas, pequeñas tablas de surf flotando el niño detras porque no logra subir, juegos inocentes con las olas.

Las olas en alta mar en un día agitado, es la pesadilla de los pescadores ante tal maremagnun donde cada cual reza a su manera en tal de venga la calma.

Las olas son como esta vida, hay olas placenteras, hay oleaje que es una tortura.

Un abrazo del mediterraneo un mar engañoso, muy traidor.

Flautista de Neón dijo...

Amigo Merl, tienes una mente muy creativa. Me ha gustado tu comentario.

Un abrazo, desde el Atlántico.